Todo sobre las mamás corredoras

Sabemos que ser madre es un compromiso de tiempo completo que implica responsabilidad disciplina y amor, tres virtudes que toda corredores debe tener para alcanzar sus metas, te invitamos a conocer la experiencia de algunas mamás corredoras que lograron equilibrar sus vidas entre dos pasiones.

Ejercitarse durante la gestación es una fuente de beneficios para la mamá y el bebé, pero al mismo tiempo llevarlo a cabo sin las condiciones adecuadas puede ser inversamente perjudicial. Correr durante el embarazo conlleva la indispensable responsabilidad de informarse, prepararse, observar y saber escuchar las señales que tanto el cuerpo femenino como el bebé en crecimiento, le envían a la atleta que, en su interior, gesta a un ser humano.

Estar procreando un nuevo ser, es decir estar en gestación, no es sinónimo de incapacidad, discapacidad, vulnerabilidad o enfermedad. Practicar con supervisión profesional una actividad física durante la gestación no solo es un lujo, locura u obsesión, sino una necesidad que también producirá efectos favorables a la mujer y el bebé. Lo único que se requiere es prestar la atención y los cuidados debido, así como contar con el apoyo de profesionales que compartan esta visión de la atleta gestante. 

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De antemano, curiosamente cuando usamos la palabra “embarazo”, indirectamente adoptamos un término “históricamente dogmatizado”, que representa per se múltiples tabúes, mitos, limitaciones e incluso condenas.

La palabra “embarazo”, también aludida como “estado de gravidez”, se vincula con el término “embarazoso”, utilizado como sinónimo de “incomodidad o pena”, circunstancia que, desde luego, no se relaciona con la fortuna que para una mujer o familia representa el gestar un bebé.

Lamentablemente y contrario a lo que hubiese sido ideal, el aparato hospitalario implantó un excesivo control y sometimiento, más que un acompañamiento personalizado o guía. Se generalizó, tanto en las instituciones de salud públicas como privadas, un tratamiento visto más como un padecimiento que como lo que realmente es, un proceso de gestación de vida. 

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Para la gran mayoría de los profesionales de la salud (médicos, ginecólogos, parteras, pediatras, neonatólogos) que guían a las mujeres en esta etapa, practicar el deporte de correr puede significar desde su primera confirmación, algo perjudicial. De forma rutinaria, guiados por una superflua prevención, regularmente prescriben el descanso o reposo, así como un “relativo y moderado ejercicio”, limitando la actividad física a caminar o nadar y alguno más moderno, recomienda también hacer yoga. No llevan a cabo un análisis individualizado de las condiciones y necesidades físicas y psicológicas de cada mujer gestante y, lo más triste, muchos de estos profe- sionistas ni siquiera practican un deporte, lo que les nubla parcialmente su perspectiva y limita su capacidad de entendimiento empático. Si la gestación conlleva una inagotable can- tidad de mitos, son muchos más los que practicar el running durante esta etapa presupone. 

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Por ello el objetivo de brindar a los lectores (sea como corredora gestante o pareja de una, presente o futura) una perspectiva más objetiva, basada en la experiencia científica y el acompañamiento de gestaciones, hemos de abordar los aspectos más importantes que se deben tener presentes, si deseas continuar este ejercicio, durante el periodo más femenino que la naturaleza le otorgó a la mujer: dar vida a un ser humano. 

LO QUE DEBES SABER

El objetivo principal es salvaguardar la vida, la integridad, salud física y emocional de la mamá y el bebé. Bajo ninguna circunstancia o justificación deportiva debes realizar una actividad que atente contra ello. 

Ante cualquiera de las señales de alarma acude de inmediato con el profesional de la salud que orienta y acompaña la gestación. 

Si no practicaste el running previo a la gestación, NO es el momento idóneo para iniciarlo y mucho menos orientarlo a resultados ambiciosos (deportivamente hablando) tales como correr largas distancias o hacerlo en cortos lapsos. 

La mujer gestante corredora, que decide mantener o dar continuidad a su actividad deportiva, está inspirada en el propósito de procurar la conservación de su estado físico en óptimas condiciones durante la gestación, para reincorporarse lo más óptimo posible a las competencias o el ejercicio, una vez que recibió a su bebé, NO para mejorar marcas o superar retos. Para consulta y seguimiento de la evolución, tanto de la gestación como de la práctica del deporte durante ésta, se debe recurrir a un profesional en cada una de las áreas (medicina y deporte).

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LOS CAMBIOS FISIOLÓGICOS

Por la fortuna de llevar a un bebé en tu vientre, y por man- tener tu interés en practicar el running, verás que con un adecuado seguimiento y observando a tu cuerpo, habrás de tener beneficios maravillosos que se reflejarán en ti y tu bebé. El cuerpo femenino está diseñado maravillosamente por la naturaleza, como una entidad suprema (no como una máquina, pues el cuerpo humano es más sensible y adaptable que cualquier dispositivo mecánico, electrónico o robótico), capaz de hacer una innumerable serie de cambios y adaptaciones, cuyo resultado es traer al mundo un ser vivo.

El cuerpo y la mente de la mujer trabajan perfectamente coordinados, para evolucionar y adaptarse en un periodo de solo nueve meses, para oxigenar, alimentar, nutrir, proteger, desarrollar y defender a un bebé que crece dentro de ella. Los sistemas metabólico digestivo, respiratorio, circulatorio, hematológico, cardiovascular, respiratorio, renal, gastrointestinal y musculoesquelético de la mujer experimentan cambios tan radicales, que algunas de las gestantes se sienten incluso en ciertos momentos como si habitaran cuerpos extraños.

También es oportuno considerar que para muchas de las mujeres se tiene un factor de desgaste adicional: trabajo, estudio, entrena- miento, labores en casa o, incluso, otros hijos, lo que hace que los tiempos se recorten trascendentalmente y el agotamiento pueda ser incluso mayor. Si decides mantener tu práctica de running durante la gestación, es un compromiso indispensable que prestes mucha atención a las señales que te envía tu cuerpo, siempre considerando que el objetivo es sentirte bien, en lo físico, emocional y psicológico.

Si tienes bien claro  que correr en la gestación es con el propósito de dar una continuidad al trabajo previamente realizado, es igual de importante que tengas presente no realizar esfuerzos mayores. Esto es, se trata de una “continuidad relativa”, sin intención de otorgar un máximo rendimiento, disminución de tiempos, superación de marcas, lograr colocarse en podios o semejantes.

Por el contrario conforme avance la gestación y se acentúen los cambios fisiológicos y efectos que ésta conlleva, se debe estar atenta y dispuesta a modificar (reducir) en forma gradual la intensidad del entrenamiento, ya que de forma “natural” se limitará el trabajo y esfuerzo del ejercicio.

Irás notando que, derivado de la evolución propia de la gestación, voluntaria y gradualmente atenuarás tu ritmo de correr a trotar, a marcha acelerada y tal vez a caminar, si así se requiere. La atención y el esmero deben orientarse a lograr un trabajo aeróbico, que coexista con la gestación, más que entrenamientos anaeróbicos (con el esfuerzo que implican). 

Este artículo apareció primero en Runner’s World México de mayo 2019
Texto por Veva Perales y José Aarón Salazar del Carmen