Todo lo que necesitas saber sobre una fractura por estrés

Un especialista en fracturas revela todo lo que tienes que saber para identificar y tratar una fractura por estrés.

Puede suceder en un instante. Por lo general, comienza con un estremecimiento, algo que no se siente bien, luego una sensación de hundimiento en el estómago y la esperanza de que no sea nada grave. Pero a veces (y con demasiada frecuencia para los corredores) el resultado es una fractura por estrés.

¿QUÉ ES UNA FRACTURA POR ESTRÉS?

Una fractura por estrés es una pequeña grieta en la superficie de un hueso, generalmente para los corredores en la parte inferior de la pierna o en los metatarsianos del pie. Las fracturas por estrés a menudo ocurren cuando los corredores aumentan la intensidad y el volumen de su entrenamiento durante varias semanas a varios meses. El dolor muscular y la rigidez pueden progresar durante este período, y puede desarrollarse un dolor puntual en el área del hueso dolorido.

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Las fracturas por estrés comienzan como una reacción de estrés. «Una reacción de estrés o una lesión por estrés ocurre cuando el hueso comienza a hincharse en el interior», dice Jordan Metzl, médico especialista en medicina deportiva en el Hospital for Special Surgery en la ciudad de Nueva York y creador del entrenamiento Runner’s World IronStrength. los síntomas se vuelven y cuanto más no les prestas atención, más probabilidades tienes de convertir una reacción de estrés o una lesión por estrés en una fractura de estrés en toda regla «.

Si sospechas que puedes tener una fractura, consulta a un médico de inmediato, ya que continuar con tu carrera solo empeorará el problema. «Al igual que casi todas las lesiones por uso excesivo, cuanto más se empeoran los síntomas y cuanto más intentas correr con dolor, peor te se va a hacer esta lesión», dice Metzl.

IDENTIFICA LA FRACTURA POR ESTRÉS 

Los corredores suelen tener fracturas por estrés en sus pies, espinillas, rodillas y caderas, de acuerdo con Metzl, hay tres formas principales de identificar una en casa: sensibilidad de punto, hinchazón y cambios en su forma de correr.

Si experimentas sensibilidad puntual, cuando un hueso específico está adolorido al tocarlo, eso podría indicar una fractura por estrés. Si sospechas una fractura por estrés en tu pie, realizar lo que se llama «la prueba de salto» es una buena manera de averiguar si tienes sensibilidad en el punto. Salta un par de veces sobre el pie lesionado. Si tienes dolor cuando aterrizas, podría ser una fractura por estrés.

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La hinchazón en el área afectada es otro signo común. Si bien puedes ver hinchazón en cualquier lugar, el lugar más común en el que las personas experimentan una hinchazón notable es en la parte superior del pie debido a una reacción de estrés o fractura en los metatarsianos. Metzl señala que puedes perder el contorno de las venas en la parte superior del pie cuando comparas un pie con el otro.

Los cambios en su biomecánica durante la carrera también podrían ser un signo de una fractura por estrés. Entonces, si tienes tanto dolor que necesitas ajustar tu carrera, consulta a tu médico de inmediato. «Si notas que no estás aterrizando en tu pie de la misma manera que lo haces porque duele demasiado, échale un vistazo», dice Metzl.

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Al final, una fractura por estrés es una lesión de diagnóstico clínico, lo que significa que tu médico puede decirte si tienes una con algunas pruebas simples. Entonces, si crees tener una, omite hacer remedios caseros y dirígete al consultorio de tu médico para estar seguro.

CAUSAS COMUNES QUE CREAN FRACTURAS POR ESTRÉS

Hay algunas cosas que podrían conducir a una fractura por estrés, y la mayoría está relacionada con poner demasiada fuerza de carga en los huesos. El primero es aumentar tú kilometraje demasiado rápido. “Los huesos necesitan tiempo para acostumbrarse a la mayor fuerza de carga de la carrera, así que asegúrate de darles suficiente tiempo», dice Metzl.

Las personas que sobrepronatan son más propensas a sufrir fracturas por estrés porque ponen mucha más fuerza de carga medial en sus piernas. Tener osteopenia (densidad ósea inferior a la media) u osteoporosis (densidad ósea muy inferior a la media) también puede causar fracturas por estrés. Ambos pueden deberse a la genética o la falta de calcio en tu dieta. Tu médico puede ordenar una prueba de densidad ósea para determinar si estás en riesgo.

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EL TRATAMIENTO CONTRA UNA FRACTURA POR ESTRÉS

Al sospechar que tienes una fractura por estrés, trata el área con hielo y toma una dosis recomendada de antiinflamatorios, pero ten en cuenta que las fracturas por estrés no son un tipo de lesión de autodiagnóstico o autotratamiento. Es necesario realizar una radiografía o una gammagrafía ósea para prescribir el tratamiento y, dependiendo de la ubicación de la fractura, las recomendaciones pueden variar, por lo que consulta a tu médico de inmediato.

Algunas fracturas por estrés no aparecerán en una radiografía, por lo que las IRM se realizan normalmente para diagnosticar definitivamente una fractura por estrés, ya que pueden detectar tanto reacciones de estrés como fracturas por estrés. (Una radiografía solo puede detectar fracturas por estrés graves o que ya están en proceso de curación).

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Una vez que hayas sido diagnosticado, querrás mantenerte alejado del hueso y darle al mismo el tiempo suficiente para que sane. Una cosa que observa Metzl es que: “las fracturas por estrés más alejadas del corazón se curan más lentamente porque reciben menos flujo de sangre”.

Sin embargo, solo porque tengas una fractura por estrés no significa que todavía no puedes hacer ejercicio. Aún puedes mantener tu entrenamiento cardiovascular haciendo entrenamiento cruzado. Metzl recomienda actividades de bajo impacto, como andar en bicicleta o nadar, pero hable con tu médico para hablar sobre las actividades que debes y no debes hacer mientras te recuperas de la fractura por estrés.

LA PREVENCIÓN DE UNA FRACTURA POR ESTRÉS

En primer lugar, Metzl aconseja agregar kilometraje a tus carreras largas gradualmente para evitar lesiones. Si no has corrido más de seis u ocho kilómetros en pocos meses, no saltes repentinamente a una carrera de 30 kilómetros sin trabajar primero en ello. Los expertos recomiendan aumentar tu kilometraje semanal en no más del 10 por ciento cada semana.

Metzl también recomienda acortar tu zancada y acelerar tu cadencia. Un paso de 80 a 90 pasos por minuto con tu pie derecho (160 a 180 con ambos pies) puede disminuir la posibilidad de lesiones.

Finalmente, asegúrate de consumir suficiente calcio en tu dieta para prevenir la osteopenia u osteoporosis. Los corredores adultos deben de tratar de llegar a 1,000 miligramos de calcio por día, y una buena fuente de calcio debe tener al menos 100 miligramos por porción. Los alimentos como el yogur, la leche, el queso, el tofu y las verduras de hojas verdes oscuras son excelentes opciones.

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