MAMÁ: EJERCÍTATE SIN REMORDIMIENTOS

Las corredoras que se encuentran embarazadas o recientemente han tenido a sus bebés, además de ser un ejemplo 100%, se enfrentan a un estrés físico mayor que cuando corren, incluso con un gran entrenamiento.

Y es que ser mamá es la experiencia más increíble del universo, pero algunas actividades suelen ser un poco más exigentes justo cuando acabas de tener un bebé, e intentas retomar tu “vida cotidiana”.

La realidad es que justo después del parto, podrías encontrar “más retos”, que incluso no has encontrado en el running. Pero de ti depende hacer frente a esas situaciones y sacar el mejor provecho de la situación.

Existen molestias básicas que una reciente mamá puede llegar a tener, pero las que afectan directamente tu actividad física pueden ser erradicadas con algunos sencillos cambios.

¡Toma nota!

1. Te sientes más cansada, no importa la cantidad de horas que duermas.

¡Seamos honestas! Para una mamá que recién acaba de tener su bebé, simplemente es imposible dormir tanto. Tratarás de pasar todo el tiempo posible con tu hijo(a), verlo despertar, estar al pendiente de todas sus necesidades… Y cuando te das un espacio para ti, te sientes como si hubieras corrido 20 maratones, incluso sin haber empezado a ejercitarte.

Es normal que te sientas cansada, lo importante es que pongas atención en tu comida antes y después del entrenamiento. Es básico.

¿Sientes que no tienes energía? Una vaso de leche con chocolate te dará el “punch” suficiente para salir a correr, y después de tu entrenamiento, es imposible que te sientas cansada, sino que tendrás más energía para dedicarla a tu bebé y el resto de tus actividades.

Trata de comer un snack saludable, máximo 30 minutos después de correr, esto hará que no te sientas desganada y quieras tirarte en la cama después de correr.

2. Tu espalda te mata.

Incluso aunque ya no estés embarazada, tus hombros y espalda sufren una tensión horrible, que probablemente elimine todas las ganas de correr.

Pero una excelente manera de mantenerte en forma y ser una mamá formidable es: no olvidar tus sesiones en el gimnasio.

¿Debes cargar a tu bebé? Hazlo como si estuvieras levantando pesas en el gimnasio. “Mete la panza”, dobla tus rodillas y respira cuando lo levantes, eso te ayudará a construir fuerza y evitar las molestias de tu espalda.

3. No tienes tiempo de correr.

Es normal que no tengas el tiempo del mundo para salir a correr como antes, pero existen muchas formas de integrar ejercicios de fuerza a tus actividades diarias.

Puedes mantenerte activa mientras pasas tiempo con tu bebé, adecuando una rutina de estiramientos, o incluso saliendo a correr/caminar con una carriola.

Serán momentos que simplemente disfrutarás la compañía de tu pequeño(a), mientras haces una de las cosas que más te gusta.

Si quieres saber cómo correr con carriola, da click aquí para leer los consejos básicos.