CÓMO ROMPÍ LOS 20 MINUTOS EN 5K (Y POR QUÉ QUISE HACERLO)

 

Cuando volví a correr después de un tiempo de dejarlo, empecé a correr medios maratones, luego completos (logrando un PR de 3:31 en el Maratón de Chicago 2014). Entrenaba en un grupo donde todos eran maratonistas, pero un coach que corría 800 me dijo que él creía que 5K eran más impactantes que terminar un maratón. Esa idea se me quedó clavada, y dos semanas después de correr el Maratón de Boston, me probé en los 5K, logrando 20:40, un récord personal por dos segundos. Entonces pensé: “con la preparación correcta, ¡muy probablemente pueda romper los 20 minutos!”

 

Me entrené durante 10 semanas, registrando la misma cantidad de kilometraje (50 a 60 por semana) que durante el entrenamiento para maratón, pero lo hacía en cinco días en lugar de cuatro. Hice velocidad dos veces por semana (con repeticiones a un ritmo para 19:50 en 5K o más rápido), una carrera larga de hasta 20 kilómetros, tres carreras sencillas de recuperación y un día de entrenamiento cruzado. Me enamoré de los entrenamientos cortos y duros y no extrañé para nada los interminables kilómetros de entrenamiento para maratón.

 

A medida que se aproximaba el día de la carrera, todos preguntaban por qué estaba nerviosa si "¡sólo son 5 kilómetros!" Pero yo sabía cuánto dolor podía haber en esta corta carrera. Le pregunté a algunas de las más rápidas de mi equipo por consejos de carrera para 5K. Una dijo alcanzar el ritmo ideal en los primeros dos kilómetros y usarlo como impulso para los siguientes tres. Después, corre al máximo y termina. No hay tiempo para compensar un kilómetro lento.

 

El día de la carrera, calenté con un kilómetro de trote, movimientos de pierna y algunas zancadas. Cuando arranqué, aceleré muchísimo, sabía que la altimetría de los últimos kilómetros me iban a subir el tiempo. Iba perfecto, haciendo los tiempos pensados pero el último kilómetro y medio fue uno de los momentos que más he sufrido en mi vida. Me quemaban las piernas y los pulmones en las últimas subidas. A 800 metros de la meta, busqué el último impulso y crucé en 19:46.

 

Este es el récord personal del que más me enorgullezco, tomó mucho más aguantar el dolor sin ceder a él, que lo que me costó terminar cualquiera de mis 7 maratones. Tal vez regrese a un maratón, pero me enamoré de los 5K.