BOSTON: EL UNICORNIO QUE TODOS QUIEREN

Boston es, hasta ahora, el deseo más codiciado por todo corredor amateur. Me considero una de esas personas que alcanzan sus sueños con base en el esfuerzo y la dedicación, pero, sobre todo, con mucho corazón. Mi primer intento para calificar a Boston fue en el Maratón de la Ciudad de México 2015, pero 8 minutos me alejaron de concretar esa ilusión.

Luego tuve la oportunidad de representar a Runner’s World México en el Maratón de Nueva York ese mismo año y logré 2 de mis objetivos más importantes: calificar a Boston y romper las 3 horas en esta distancia. Fue una felicidad incontrolable y el mejor sentimiento que he tenido.


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Cuando llegó el momento de comenzar los entrenamientos rumbo a Boston 2017 resultó muy especial para mí, ya que por fin alcanzaría el Unicornio que todos quieren. Muchos creen que lo difícil es calificar a este evento, pero es solo la mitad del camino, ya que la otra parte es correrlo y enfrentar todas las dificultades que representa.

Durante 2 semanas estuve checando las variaciones del clima y todo indicaba que sería un día fresco y no tan caluroso como en 2016. Esto genera mucha tranquilidad en todos los corredores, ya que sabemos que la temperatura perfecta para este tipo de competencias es entre 8 y 13 grados.

Llegó el gran fin de semana, el clima decidió jugar con cada uno de los competidores y cambiar los pronósticos. La temperatura se pronosticaba entre 15 y 18 grados, considerando que esta prueba empieza a las 10 de la mañana sería algo muy complicado. Tenía demasiadas emociones al estar en el corral de salida, en ese momento toda la planeación de 4 meses se me borró por completo, únicamente quería escuchar el balazo de salida del maratón más antiguo y disfrutar cada kilómetro. No quedaba nada más que disfrutar cada instante. A partir del kilómetro 21 se comenzaban a ver los rostros agotados y los cuerpos cada vez más consientes de las condiciones climáticas, los puntos de hidratación era lo que mas esperábamos todos los corredores debido a la deshidratación que provocaba el calor, pero los corredores no nos vencemos tan fácilmente. En ese momento mi tiempo planeado (2:48.00) lo vi perdido, pero al mismo tiempo gane una sonrisa y una felicidad incontrolable de estar corriendo ahí.

“Todas las personas tenemos deseos y objetivos, unos más complicados que otros, pero definitivamente si pones toda tu energía y lo haces con corazón verás que realmente los mismos se cumplen.”

“Heartbreak Hill” sí es como la pintan, un corazón partido a la mitad. Pero lo mejor de esta ilustración y sentimiento es ver a toda la gente que te apoya en esta parte de la carrera. Después de esto comienza el cierre, y es aquí cuando ya no importan el clima ni tus entrenamientos y lo único que realmente vale es el amor por correr y recordar por qué comenzaste esto. Es un maratón que tiene esa magia de hacernos sentir fuertes e imparables.

Un primer Boston es muy complicado sacarlo con récord personal, es un Unicornio alcanzable pero muy difícil de domar, y solo puedo decir que es una competencia que necesita madurez y experiencia. Al cerrar los últimos 800 metros únicamente tienes que sonreír, no pensar en tu tiempo ni en lo bueno o malo, sino disfrutar, alegrarte y encontrarte con esa meta tan deseada por todos nosotros. Crucé con un tiempo de 2:55.30. No logré PR, pero sí alcancé, con una sonrisa de oreja a oreja, el Unicornio que todos quieren. Boston, ¡Te amo!