ZAIRA ARÁNZAZU: CORRER ME DIO UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Zaira es una mujer que llevaba una vida normal. Disfrutaba de correr en sus tiempos libres, se dedicaba a impartir clases en secundaria y preparatoria, pues ella cuenta con dos ingenierías y una maestría. En el 2015 empezaba a entrenarse para correr su primer maratón, hasta que su vida cambió por completo.

A la edad de 36 años sufrió un infarto cerebral, los primeros diagnósticos eran completamente desalentadores, se creía que no sobreviviría. Sin embargo, la rápida decisión de su familia de cambiarla de hospital ayudó a que Zaira tuviera una segunda oportunidad, gracias a las atenciones del hospital y sobretodo a los doctores que la atendieron y no se dieron por vencidos.

Aránzazu fue sometida a una operación muy complicada, tenían que drenar la sangre de su cerebro. La operación tuvo éxito, pero ella se mantenía en un estado grave pero estable. Todo avanzaba bien, hasta que una bacteria atacó su intestino grueso; esto le provocó fiebres muy altas, no podían controlar la bacteria y tomaron la decisión de retirarle el intestino grueso. Terminó con una colostomía.

Poco a poco se fue haciendo consciente de lo que le había pasado, no podía moverse por si misma, sin embargo su primera pregunta una vez que recuperó el habla fue: si podría volver a correr; “ellos con una sonrisa pero a la misma vez dudando me decían: si Zaira, con el tiempo”.

“Cuando me dijeron que iban a tratar de levantarme para comenzar a evaluarme, lo primero que pedí fueron mis tenis nuevos que había comprado para correr el maratón de ese año. Me los pusieron, me levanté, parecía Bambi cuando aprendió a caminar; chorreaba de sudor del esfuerzo de tan solo levantarme y mantenerme unos minutos de píe. Vivía pensando en volver a correr, en ver los amaneceres, en sentir el aire en mi cara, ir al Ocotal, al sope, a la montaña.” – Zaira Aránzazu

Eventualmente la dieron de alta, comenzó su rehabilitación y al paso de las semanas, logro que la subieran a la caminadora, estaba completamente amarrada y súper cuidada por seis personas, “fue un momento mágico y de mucha emoción para mí, para ellos de nervios. Al fin estaba en una caminadora dando mis primeros pasos”.

Llegó un día en el que pudo caminar por si sola, sin embargo se dio cuenta que algo estaba mal con su vista, chocaba con muebles y puertas, el infarto provocó que perdiera la mitad de los dos ojos (vista periférica). “Pero  aun así soñaba con volver a  correr, no sabía que tan difícil sería, mi corazón lo quería hacer”.

Después de regresar poco a poco a entrenar, una amiga fue a su casa y la llevó a  los viveros de Coyoacán. “Estaba ahí, lloré de la emoción; por fín correría en el exterior después de todo lo que había pasado…comencé a correr y ese día logre 10 kilómetros… ni yo lo creía, entre que corría, trotaba y caminaba lo había hecho mi corazón lleno de emoción, era el inicio de mi regreso al mundo del running.”

Después de este día tan mágico en los Viveros, Zaira retomó el sueño que había quedado pendiente, la Maratón de la Ciudad de México. Comenzó corriendo en el sope, corrió el medio maratón de ESPN, después el 21k del día del padre y el medio maratón de la Ciudad de México, continuó con los 30k de Adidas y sabía que estaba lista.

“Sentía como mi cuerpo reaccionaba más y más  sumando kilómetros. Recuperaba el movimiento de mi brazo y mi pierna izquierda, cada día eran más hábiles”.

En el 2017 completó su primer maratón con la ayuda de su amigo, corrió en la categoría de débiles visuales y su mente solo se enfocó en terminar la exigente ruta de la maratón.

“Solo quiero vivir feliz, disfrutar cada instante de mí vida porque en esta vida mientras estemos vivos, tengamos sueños todo es posible. Cada día agradezco a Dios la oportunidad de despertar aunque aún sigo aprendiendo y acoplándome a mi nueva vida, nunca pero nunca  perderé ni dejaré de luchar por mis sueños…cuando se une mente y corazón todo es posible”.

PRÓXIMA META:

Maratón de la Ciudad de México 2018