LÁCTEOS: ¿COMERLOS O SUSTITUIRLOS?

En los últimos años, el consumo de los lácteos ha sido menospreciado. No obstante consumirlos tiene más beneficios de los que se cree. 

En los últimos años, se ha cuestionado seriamente la ingesta de alimentos de origen animal. Entre éstos, algunos de los más controversiales son los lácteos. Debido a su importancia en nuestra dieta diaria, han surgido múltiples alternativas a base de plantas y granos. Las ventajas de usar estos sustitutos han sido ampliamente difundidas.

La leche, el yogurt y el queso contienen un alto contenido de proteína, calcio, fósforo, magnesio y vitamina D, entre otros, lo que los hace un alimento ideal para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano. Las grasas que contiene aportan una alta densidad energética, ideales para proporcionarnos fuerza para realizar actividades físicas posterior a su consumo.

Uno de los aspectos negativos más difundidos, es la dificultad de digerir productos lácteos de origen animal. Sin embargo, la mayoría de las personas cuentan con la enzima lactasa, que ayuda a metabolizar estos alimentos. Aunque los alimentos provenientes de las almendras, coco o soya pueden funcionar como sustitutos, tienen un menor contenido de proteína que los de origen animal.

Antes de eliminar un grupo alimenticio completo de nuestra ingesta diaria, es recomendable visitar a un especialista en la materia. 

Adriana Sandoval, reconocida nutrióloga clínica especialista en control metabólico, alimentación deportiva y necesidades especiales, sostiene que las detracciones contra la ingesta de lácteos son ideas generadas por estudios poco confiables y publicaciones en redes sociales sin fundamentos científicos reales.

Explica que la clave es el cuidado de las porciones y la variación. Enfatiza la importancia de mantener una alimentación completa y balanceada, que presente la inclusión de todos los grupos alimenticios.

De hecho, uno de los mejores alimentos para lograr una dieta balanceada es el queso, ya que aporta las bondades de los lácteos y transforma cualquier platillo.

Con la mayoría de mis pacientes insisto muchísimo en la variación de la comida, en el momento en que volvemos monótona nuestra dieta caemos en las malas decisiones, lo cual sólo nos lleva a pensar que algunos alimentos son negativos”, señala Adriana Sandoval al respecto.

Comenta que uno de sus mejores aliados es el queso Philadelphia, ya que su índice glucémico es cero, no tiene conservadores y una cucharada cuenta con todos los beneficios de la leche. Así como la importancia de perder el miedo a la comida y no caer en dietas extremas solamente porque están en tendencia.