100K bajo cero: Ultra Yukon, el más frío y duro de la tierra

El escenario de este ultramaratón es el Ártico, que este 2015 decidió “vestirse de gala” con el clima más gélido de toda su historia. Los 51° bajo cero fueron el gran protagonista en una carrera que, dicho por nuestro interlocutor, está hecha para sufrirse.
 
Por  A. Aldasoro
 
Desde su llegada al aeropuerto, Carlos –primer mexicano inscrito al Montane Yukon Arctic Ultra– se dio cuenta que, a diferencia de una carrera normal, donde el tema es 100% competitivo, la temática que lo rodeaba era “como de cuates, todos están al pendiente de ti, te aconsejan y, lejos de haber envidia, es como salir con un grupo de amigos”.
 
Prueba de autosuficiencia
“En esta carrera no importa tanto lo que sobresales en la distancia sino en la experiencia, las condiciones en las que se corre”, afirma Carlos. Y vaya que fueron únicas, llegaron a los 51° bajo cero en la primera noche –más el factor viento–, para entonces, cerca del 70% de los competidores estaban fuera.
 
Los competidores llevan un trineo con sus alimentos, estufa, bebidas, bolsa de dormir, pero lo que más llamó la atención de Carlos fue que a partir de que obscurece, alrededor de las 5:30 de la tarde, no hay sistema de rescate de ningún tipo. “Es una carrera que está hecha para que la pases mal, que sientas el frío, que le sufras, que estés lejos y trates de tomar todas las medidas de seguridad”.
 
Entre la vida y la muerte
La intención de Carlos era partir la carrera en tres, así, la “primera parte”, toda sobre un río congelado, la finalizó en 7 horas. Le recomendaron no acampar sobre el río, así que siguió sin parar, pura subida, cuando vio un par de competidores que estaban acampando, decidió acampar. “Ese minuto que me paré para ponerme la chamarra, empecé a temblar, traté de abrir la bolsa del trineo pero estaba congelado el zipper, algo que no te toma ni 10 segs. se volvió una odisea, empecé a dejar de sentir los pies, los dedos”.
 
Cuando el miedo empezó a apoderarse de Carlos, los otros dos competidores se acercaron a ayudarlo, lo cubrieron con el sleeping bag, pero pasaron unos 15 mins. y Carlos no entraba en calor. Así que la advertencia salió del competidor más experimentado: “en pocas palabras me dijo: si no te quieres morir, empiézale a caminar”.
 
Un nuevo comienzo
Siguieron caminando, 14 horas en la noche, se les congeló el agua, fue un rato tan angustiante que empezaron a alucinar. “Cada vuelta que dábamos creíamos ver el campamento, nos abrazábamos y nos felicitábamos, veíamos cabañas, veíamos el letrero de Bienvenidos, pero no había nada”. Finalmente llegaron al campamento, habían pasado unas 25 hrs. Uno de los doctores le dijo a Carlos que tenía principios de frostbite, así que se quedó a dormir para calentarse y continuar al otro día.
 
Amaneció bien, pero cuando estaba por salir, otra doctora le dijo que el frostbite sólo empeoraba, que en un ratito afuera, estaría peor que antes, así que le recomendó no continuar. “Me costó mucho trabajo pero hice caso. Anímicamente no estaba bien, pero conforme pasó el tiempo me di cuenta que fue una buena decisión, que no valía la pena arriesgar una mano, un dedo o un pie por 50K. Creo que 100K con un trineo de más de 30 kgs. es un logro bastante importante, cada día que pasa me acuerdo de cosas que me pasaron y gente que conocí, más que una carrera es una experiencia de vida, así que estoy esperando que abran inscripciones para meterme, ¡quiero volver a hacerlo y quiero acabarla!”.