¿PATA DE GANSO? TIPS PARA LIBRARTE DE ESA TENDINITIS

 
Cuando corres das grandes zancadas, un hormigueo que simulaba quemazón cubre la zona interna de su rodilla. Durante algunos minutos parecía que la molestia le haría detenerse, pero sigues entrenando a los ritmos de carrera según lo previsto. Pero al salir de la ducha aquella desazón se convertía en dolor fino e invalidante. Cada vez que flexionas de más la rodilla, al salir del coche o al levantarse de una silla el dolor se muestra franco y bien localizado.
¿La solución? Estirar más al terminar disminuye esas molestias. También poner hielo veinte o treinta minutos aminora el dolor. Pero transcurridas tres semanas los entrenamientos se empezaron a resentir y también algunas actividades de la vida diaria donde mostraban la lesión en todo su esplendor.  
 
Dicen los expertos que la manera más rápida de evidenciar una lesión músculo-tendinosa es tocar el correspondiente músculo en su acción poniéndoselo difícil con nuestra resistencia contrariada. En el caso que nos ocupa conviene explorar los tres (o, en rigor, cuatro) músculos que pueden originar lesiones de sobrecarga en la cara interna de la rodilla hacia la tibia.
 

¿QUÉ ES LA “PATA DE GANSO”?

Se llama “pata de ganso” a la formación tendinosa que cubre la parte interior de la rodilla abarcando parte de la cara superior e interna de la tibia, en la pierna. Como todo tendón es el final de un músculo, es la cuerda que éste emplea para amarrarse al hueso y tirar fuerte para (ejerciendo palanca) realizar su acción, es muy importante deslindar a quién o quienes pertenece dicho tendón.
Hay un “isquiotibial” llamado semitendinoso, hay un “aductor” llamadorecto interno y hay un “oblicuo del muslo” llamado sartorio que finalizan en este tridente tendinoso.
 
El semitendinoso se origina en la tuberosidad isquiática, en su tendón común con el bíceps femoral, pero a diferencia de éste, se dirige a la parte más interna de la rodilla, donde se inserta en la parte superointerna de la tibia. Es un músculo flexor de rodilla y extensor de cadera, como el semimembranoso, al que va unido. Las lesiones de acortamiento isquiotibial tienen que ver con la posición anterior del hueso ilíaco (está en anterioridad o “in flare”) con dificultad para realizar bien la zancada al correr y dolores diversos como los de glúteo o sus inserciones.
 
El recto interno va desde el pubis a la tibia, recorriendo toda la cara interna del muslo. Es un músculo biarticular y esto significa que actúa sobre dos articulaciones. Sobre la cadera es aductor, esto es aproxima el muslo. Sobre la rodilla es flexor. Las lesiones en que está presente son las tendinitis de pata de ganso, los descensos de la rama púbica o las eversiones ilíacas (casi siempre con posteriorización ilíaca).
 
El músculo sartorio se extiende como una fina y robusta cuerda, desde el hueso pélvico ilíaco (por fuera) hasta la tibia en la pierna (por dentro). Su acción consiste en flexionar la rodilla y separar y rotar externamente la cadera. Es una típica posición en que las dos piernas forman un cuatro. Así permanecían largas horas los sastres y de ahí su nombre.
Se lesiona cuando la pelvis está bloqueada en posterioridad y con el hueso ilíaco en eversión (“out flare”).
 

¿CÓMO TRATARLA?

Lo principal es conocer la causa que origina la inflamación tendinosa, pues es determinante que el tratamiento manual osteopático preceda cualquier intervención posterior. Así, comenzamos por tratar el músculo o músculos que hayan sido evidenciados en la exploración. Masaje con fricciones superficiales y profundas, seguido de amasamientos en la propia masa muscular y de amasamientos pulgares en la zona de inserción supone una buena preparación para el resto de técnicas.
 
Es interesante desfibrosar aquellas zonas de fijación tendinosa cercanas a la inserción tibial. Para ello se aconsejan las técnicas de Moneyron y Cyriax hasta conseguir poder deslizar limpiamente un pliegue rodado por dicha área. Posteriormente son aconsejables los estiramientos analíticos (con el terapeuta) de los músculos implicados en la lesión. Nunca se debería permitir seguir estirando de pie y a pata coja estos músculos, pues el desequilibrio pélvico que acarrea esta popular forma de realizarlos es nefasta para cualquier lesionado de estas zonas.
 
Por tanto, estiraremos el semitendinoso con la rodilla auxiliar apoyada en el suelo, flexionada (ponemos algo acolchado bajo ella). La pierna estirada al frente entre ambos brazos. Suavemente nos inclinamos hacia delante. Para matizar el estiramiento lanzamos el pie hacia adelante y ligeramente volcado hacia fuera (para que tire más la parte de dentro del muslo, que es la que nos interesa estirar selectivamente) a diferencia del estiramiento para el bíceps femoral, donde el pie se volcaría hacia adentro. El típico defecto es tocarse los pies. Esto es una aberración. No estamos haciendo un ejercicio de flexibilidad articular. Nuestro objetivo es estirar un músculo, por tanto deberemos permanecer erguidos sin que el movimiento de inclinación anterior parta de nuestra espalda y sí parta de la pelvis. Volcándonos hacia delante, cual robot, empezaremos a notar la tensión agradable y no dolorosa de la zona posterior e interna de nuestro muslo y así permaneceremos unos diez o quince segundos. Esto es elasticidad muscular, alargando el semitendinoso que es un músculo.
 
Para estirar el sartorio extendemos la rodilla, abriendo el pie apoyado en el suelo, volcando nuestro cuerpo como si fuera un isquiotibial. Respecto al plano frontal, la pierna estará cruzada en oblicuo respecto al eje del cuerpo y desde ahí buscaremos la tensión a lo largo de la cara anterior del muslo. Este ejercicio tiene dificultad hacerlo bien. Para estirar el recto interno debemos pensar en su condición de aductor y realizar en el suelo la posición controlada de “mariposa” con pies casi juntos y flexión de rodillas en un ángulo bastante abierto para que reclutemos a este y no a los otros aductores.
 

¿Y A MODO PREVENTIVO?

Estirar correctamente y poner hielo en la zona cuando ya notamos leves molestias. Si estas van a más deberemos visitar precozmente a un especialista. Hay que pensar que si estamos ante un problema de sobrecarga por un bloqueo de las articulaciones sacroilíacas o por un deslizamiento de una de las ramas púbicas lo único que puede ayudarnos es la visita al médico experto para que con varias maniobras osteopatías, tras tratar los tejidos blandos con masaje y técnicas desfibrosantes, nos libere ese stop articular que nosotros no podremos liberar.
 
Si aprendemos a estirar correctamente ganaremos a la hora de controlar este tipo de tendinitis, que se forman por simple sobrecarga al incrementar de pronto nuestro entrenamientos o al cambiar de zapatillas. Pero revisar la técnica de carrera tampoco vendría mal si se repiten.
 
El especialista nos debe enseñar un vendaje funcional para utilizar durante un par de semanas, en las que bajaremos el pistón si no queremos que la incipiente lesión se convierta en algo mucho más grave. Para realizar el citado taping debemos recordar que es mejor utilizar cintas o “tapes” profesionales. La colocación de las cintas nunca debe cortar la circulación y para ello la disposición “en teja” sin cerrar por completo con una misma tira es muy conveniente. Hay que sujetar firmemente la inserción de estos tres tendones, por bajo de la rótula y en la cara interna del muslo y, luego, selectivamente la zona muscular más afectada. La aplicación de frío puede durar hasta media hora.
 
A las pocas semanas las molestias quemantes de nuestro atleta pasaron a mejor vida y la razón más contundente a qué achacarlo fue la rápida concienciación de que lo que tenía necesitaba ayuda. Si no se hubiera desbloqueado su pelvis, los músculos seguirían cargándose y los tendones recibirían su correspondiente inflamación con el consabido círculo vicioso de “más dolor, más tensión muscular y de nuevo más dolor”.